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Abstract / Resumen

En 1815, dieciocho años antes de la aparición de la famosa “Oda a la Pàtria”, que inauguraría la Renaixença literaria catalana, un joven Bonaventura Carles Aribau entraba a formar parte de la Sociedad Filosófica de Barcelona, una asociación de jóvenes interesados en el cultivo de las letras y el desarrollo científico en plena recuperación de la Guerra de Independencia. Las reuniones de la Sociedad Filosófica recogidas en sus Periódicos Eruditos y en sus ponencias manuscritas ponen de manifiesto las inquietudes de una juventud barcelonesa que creía firmemente en el papel del progreso científico en la futura regeneración nacional y en el de la poesía como divulgadora del saber. Los miembros de la sociedad filosófica reflexionaban sobre las promesas del progreso industrial, científico y social, ansiaban la liberación del estudio de las ciencias de la decrépita hegemonía del escolasticismo e insistían en promover la modernidad decimonónica. Este regeneracionismo temprano, gestado en plena restauración absolutista de Fernando VII, era también consciente de los límites pragmáticos de una sociedad que seguía bajo la estricta vigilancia de la Inquisición. A pesar de todo, Aribau y sus colegas de la Sociedad Filosófica se arriesgaron a articular un discurso en el que el papel divino en la naturaleza y en el estudio de las ciencias físicas se alejaba del dogma católico reflejando algunas de las tendencias deístas que habían marcado el desarrollo científico ilustrado del siglo XVIII.

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